El síndrome de embolia grasa (SEG) es un cuadro clínico debido a la oclusión de los vasos sanguíneos por glóbulos de grasa. Se asocia fundamentalmente a fracturas de los huesos largos y es una importante fuente de morbilidad y mortalidad en pacientes politraumatizados.
Índice
¿Cómo tratar una embolia grasa?
El tratamiento es ante todo preventivo. La atención inicial incluye la inmovilización de los focos fracturarios, una analgesia óptima y el mantenimiento de una volemia eficaz. La estabilización quirúrgica precoz es controvertida en cuanto a la técnica que debe usarse (clavo centromedular o placa con tornillos).
¿Cómo evitar una embolia grasa?
El síndrome de embolia grasa implica un aumento de la morbilidad, aumenta los días de internación y las complicaciones. Se puede prevenir con resolución ortopédica y oxigenoterapia precoz. Una vez superada la etapa aguda, tiene un buen pronóstico con curación completa sin secuelas.
¿Cómo se puede quitar la embolia grasa?
El control adecuado del dolor y la tensión, mejorar la hipovolemia, hipotensión, hipoxemia y la estabilización de las fracturas ocurridas dentro de las primeras 24 horas en ausencia de trauma de tórax son las medidas de prevención que le otorgan mejor pronóstico a un sujeto en riesgo de SEG.
¿Qué es una embolia grasosa?
La embolia grasa (EG) es una obstrucción de los vasos sanguíneos por glóbulos de grasa. Ha sido descrita en la circulación pulmonar con una gran variedad de asociaciones, pero las más comunes e importantes se dan con fracturas de huesos largos y daño de tejido blando debido a traumatismo grave.
¿Qué puede causar una embolia grasa?
Desde el punto de vista etiológico, la embolia grasa puede ser secundaria a múltiples causas como son traumatismos, tratamiento prolongado con esteroides, quemaduras, liposucciones, trasplantes de médula ósea, pancreatitis aguda, cirugía a corazón abierto y artroplastias de cadera o rodilla.
¿Cuándo aparece la embolia grasa?
El síndrome de embolia grasa (SEG) es una complicación grave que puede presentarse en pacientes con fracturas esqueléticas, fundamentalmente en aquellos con fracturas cerradas de huesos largos. Dada su asociación con los politraumatismos, se presenta con mayor frecuencia en la segunda y tercera década de la vida (1).